Mientras yo rompía ramitas sentado en un tronco, Mateo me contó su secreto: cuando va a la ciudad a visitar a su abuelo tiene miedo de que la escalera mecánica le devore los pies.
Me reí y le aseguré que eso sólo sucedía en las ciénagas escondidas entre las hojas como la que él pisaba en ese momento.
Autor: Sandra Montelpare ©
País: Argentina
URL del blog o web: ficcionariobreve.blogspot.com
16 comentarios:
Menuda manera de consolar. Jajajaja.
Qué bueno. Peligros hay en cualquier parte... Aunque casi siempre nos acechan ahí donde estamos.
Besos.
Más allá del sentido que le buscaste, tu relato me hace reflexionar: cada cual lee el mundo con las herramientas del lugar en el cual vive.
Besos.
HD
Sandra, Genial.
Y muy cierto: cada quien teme lo que no conoce.
Da para la reflexión, me preguntaron si conocía la diferencia entre un pene y un inodoro, dudé.
Me dijo; Pues cuidado donde te sientas.
A las ciénagas ya estaba acostumbrado, pero a las escaleras mecánicas no. A mí tampoco me inspiran mucha confianza las dichosas escaleritas.. Me ha encantado Sandra. Un beso.
Muy buen texto, Sandra, a veces el miedo nos confunde y no nos deja entrever donde está el verdadero peligro.
Enhorabuena por el micro y por la organización.
Un abrazo,
Buenísimo. Hay que ver, lo que es estar adaptado a tu entorno.
Genial tu soplo, Sandra.
Un beso.
Jaja Sandra muy bueno, después de eso pobre chico, ya si que se quedó con el susto en el cuerpo.
Besitos,
Buenísimo!!! Uno siempre mirando la paja en el ojo ajeno
Qué forma de consolar más...
M'has matao.
Y dices de mi micro.
Jjajajaj como para fiarse...
Besos desde el aire
Yo siempre prefiero las buenas víboras a los cucos, los leones hambrientos a las brujas en escobas...
Genial, compañera.
Abrazo.
Gracias amigos por entrar a leer este soplo! El miedo está en todos, cambia de forma nomás asñi que lo que para algunos es consuelo para otros es amenazante. Todavía sigo leyendo despacito todos los soplos y me maravillo de los excelentes micros que forman parte de esta movida tan linda! Abrazo enorme!
Nos reímos de los miedos ajenos y nos ahogamos en los propios.
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