Te vi o no te vi. Esa es la cuestión.
El destino otra vez haciendo de las suyas, metiendo las narices en lo que no le importa, desclasificando secretos, resolviendo acertijos, adecuando circunstancias, torciendo rumbos, propiciando encuentros fortuitos.
Quisiera creer que no te vi pero te vi. Era improbable que ocurriera pero ocurrió.
Aquel corte de tránsito tan a propósito, el desvío de los coches por calles aledañas, la implacable exactitud del tiempo, la luz roja del semáforo confabulando, ese hotel desconocido en la esquina opuesta, tú y Federico saliendo del brazo, sonriendo.
Me apoyo torpemente en la barra del bar pero no descuido la copa que sostengo en mi mano. La cabeza me da vueltas.
Ahora no sé cómo terminar esta historia.
Autor: Iván Espinoza Riesco ©
País: Chile
5 comentarios:
Pero el mal quedó sembrado. Gran historia, Don Iván. Pulso firme y tranquilo: se te notan las muchas horas de vuelo.
Abrazos fuertes,
P
Muy buena historia, Ivàn.
Me ha gustado mucho cómo está contado. Parece que sólo es un sí pero un no, o quizás al contrario, hasta que se descubre la historia en dos palabras y volvemos a ese indefinición.
Muy bueno
Muy bueno Iván y es que la casualidad no existe, al final todo se sabe. Aunque uno no quiera saberlo.
Saludos,
Ver lo que no queremos ver esa es la cuestión. Buen micro, con la duda de Hamlet flotando e principio a fin.
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