En
la Mesopotamia, contra el fondo de las tierras rojas, parece forjada
con diamantes en ebullición. En la ribera del Nilo —entre el limo negro
de Egipto— es de lava al rojo vivo, y al rojo blanco en Arcadia, donde
limnátides y dríadas —por lagos y bosques— persiguen la mancha del que
una vez fue el fulgor de la corte celestial. A su paso, el Mundo guarda
silencio y los mares contienen la respiración y las estrellas se apagan
de vergüenza cuando sale de noche. Ni siquiera los ángeles consiguen
sustraerse a su encanto —Dios mismo le tiene tirria. Es la sombra de
Satanás.
Rubén Pesquera Roa ©
México
5 comentarios:
Uy Rubén, la sombra de Satanás, tan brillante y hermosa es?. Bueno de todos modos espero no cruzármela.
Un saludo,
Rubén, un gusto verte por aquí.
Todo esperaba, menos ese final. Como siempre, buena historia.
Un abrazo.
Gracias, Yashira, Gracias, José Manuel... Y me voy a leer.
Gran acierto el título. Luego me sugirió la ambientación de una novela. Un saludo
Muy bueno Ruben, sobre todo eso de que Dios le tiene "tirria"
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