domingo, 24 de junio de 2012

SOPLOS


La pequeña Isabel comienza a impacientarse: primero tráfico en la autopista, luego calles cortadas por obras y ahora todos los semáforos en rojo. La niña se queja de que no llegará nunca a su fiesta y su padre la anima a soplar al disco para que cambie de color. Isabel inspira profundamente y lanza una bocanada de aire al semáforo que se abre de inmediato.  La pequeña, complacida, sigue lanzando soplos a las luces rojas que les obstaculizan el camino. Todas sin excepción cambian instantáneamente a verde y en unos  minutos padre e hija están en la fiesta de cumpleaños narrando la anécdota a los invitados. Isabel les demuestra su habilidad como sopladora apagando las cinco llamitas de su tarta de un solo soplido. Todos ríen y aplauden, menos el abuelo, que ha sido el único en percatarse de que las velas rosas son ahora de un intenso color musgo.

Autor: 
© Marina de la Fuente
País: España
URL del blog o  web (opcional):
 www.nomevengasconhistorias.com

7 comentarios:

Anita Dinamita dijo...

Un buen soplo para un vendaval, cuídame a esa niñita.
besos

josé manuel ortiz soto dijo...

Un final, creo terrible, que solo el abuelo descubre.

Mar Horno dijo...

Es un relato fantástico. Seguro que la niña encontrará una utilidad a esa maravillosa utilidad. Un beso.

Yashira dijo...

Uy la niña, tiene más magia de la que aparenta. Ese abuelo tiene buen ojo.

Saludos Marina, qué bonito soplo.

Juan Manuel Montes dijo...

Muy bueno.

Sandra Montelpare dijo...

Me gustó ese guiño con el abuelo: siempre ven más allá e Isabel salió a él... Hermoso soplo, Marina! Saludos de vendaval

Elysa dijo...

¡Uff! no sé, me deja una sensación inquietante esta habilidad de la niña, no sé algo me hace unirme al abuelo.

Besitos