domingo, 24 de junio de 2012

INFANCIA

Olga vuelve con los encargos que le ha hecho mamá. La tienda está a la
vuelta de la esquina, pero a sus seis añitos el viaje es una aventura.
Su madre la espera detrás de la puerta y abre con solo oír sus pasos
—No he encontrado ningún monstruo, mamá— exclama y entrega a su madre
la bolsa con los encargos.
Tiene la cara llena de restos de caramelos y la lengua completamente roja.
—¿Y el cambio?— pregunta mamá.
—Lo siento —responde mientras con la puntita de la lengua repasa el
azúcar que le ha quedado en los labios.—Se me ha perdido.
Su madre abre los ojos sorprendida.
—No te preocupes, cariño — le dice, restándole importancia. Mientras
Olga se cambia por detrás de la espalda, disimuladamente, una bolsa aún
con algunas chuches.
—Pero... ¿Y esas chuches? - pregunta mamá.
—Hum... — piensa un momento Olga. — !Encontré dinero en la calle!

Pau Pescador ©
España

2 comentarios:

josé manuel ortiz soto dijo...

A los niños nada se les escapa, claro que no.

Elysa dijo...

Lo bueno de los niños, las inventan rápido y sin pensar.

Besitos