Paquita (Sheila) pidió que abrieran la caja. Una vida entera compartiendo cama y camerino, plato y plató, y ahora quería verle por última vez. Todo el mundo pudo verlo: allí estaba su escapista, completamente muerto, listo para ser enterrado. Ella le contempló a través de las lágrimas, bajó la cabeza y unos brazos amigos la ayudaron a retirarse. Volvieron a cerrar.
“¡ Un momento !” gritó Sheila con una voz de otra época. Se zafó de quienes la sujetaban y caminando con esos pasos que sólo se utilizan sobre un escenario se acercó de nuevo a la caja. Agitó su mano en el aire un instante y rozó luego el ataúd con un ademán especial. Se giró hacia los presentes, hizo una reverencia y sonriendo abrió la tapa.
Autor: Daniel González Cuesta©
País: España
9 comentarios:
Bueno, brother, muy bueno.
Besos,
P
Me ha encantado. Muy bueno.
Muy bueno.
Besos desde el aire
Histriónico!, Daniel! Me encanta ese juego de palabras inicial. ¡Felicitaciones!
Daniel me dejaste boquiabierta, como cuando estás viendo a un mago realizando su función. Pero... ¿qué pasó? queda a gusto del expectador...
Un saludo, tu soplo muy ingenioso,
Tiene magia!
Una joya. Parece que el talento es genético
No esperaba otra cosa de alguien con ese apellido....
Sorprendente, pero... al fin y al cabo era un escapista ¿no?
Besitos
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